Innovación educativa: el experimento “The Hole in the Wall” de Sugata Mitra

“El sistema educativo actual es obsoleto, carente de sentido, anticuado, aburrido…”. Las personas que trabajamos en y para la educación y también los sujetos ajenos al trabajo en instituciones educativas, escuchamos constantemente ese tipo de características atribuidas a la educación actual.  Como contraposición, la palabra innovación aparece como la alternativa. Sin embargo… ¿De qué hablamos cuando hablamos de innovación educativa? ¿Es realmente la solución? 

 

Primero definamos qué es la innovación. Si analizamos la palabra teniendo en cuenta su etimología, “innovar” proviene del latín novus que significa nuevo. Según Francisco Imbernón (1996) citado por Libedinsky (2016, p. 33),  la innovación educativa es la generación de nuevas ideas, propuestas y aportes para solucionar problemas de la práctica, lo cual significará un cambio en los contextos y en la práctica de la institución. Es importante mencionar la diferencia entre mejoras educativas e innovación educativa, ya que cuando hablamos de esta última nos referimos a una transformación más profunda. Ampliar las horas de clases o introducir computadoras, claramente son mejoras educativas. Pero para hablar de innovación, esas situaciones tienen que generar una transformación o ruptura con la cultura o los esquemas de la escuela.  (Oficina de la UNESCO en Lima, 2016). 

Los cambios producidos a partir de la innovación pueden ser acerca de teorías, modelos, técnicas, como nuevos aportes a los procesos de enseñanza aprendizaje, siempre enfocados en mejorar la calidad educativa y la situación de las personas intervinientes.

Un ejemplo de innovación en educación fue el experimento llamado “The Hole in the Wall” o “El Agujero en la Pared” realizado por el profesor indio Sugata Mitra en un barrio marginal de Nueva Dehli. El mismo consistió en instalar una computadora en un agujero en la pared a la cual los niños del barrio tenían acceso gratuito (cabe resaltar que algunos de ellos no asistían a la escuela y tampoco sabían inglés, idioma del ordenador). Los resultados del experimento fueron impresionantes: los niños, que no sabían utilizar la computadora, habían podido navegar por la web, acceder a películas y videos. Es decir que, a través de la curiosidad y exploración aprendieron a usar el ordenador solos. 

Este proyecto se replicó en otros lugares y los resultaron fueron igual de sorprendentes ya que demostró que los niños pueden aprender por sí mismos. El creador de “The Hole in The Wall” creía en la autoorganización y en la capacidad innata de los niños para aprender cuando se les da acceso y libertad.

Entonces, ¿vale la pena generar ideas dentro de un sistema educativo que parece no avanzar? Sí, vale la pena, pero sólo si los profesores y alumnos están comprometidos ya que lo procesos educativos no van a mejorar si los involucrados no se sienten inspirados por la novedad y por un cambio radical dentro de lo establecido. 

             


Referencias:
- Libedinsky, M. (2016). La innovación educativa en la era digital. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
- Oficina de la UNESCO en Lima. (2016). Innovación Educativa, texto 1.

Enriquecé mucho más sobre el tema :)

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