¿Cómo aprendió nuestro cerebro a leer?

Nuestro cerebro es uno de los órganos más maravillosos de todos pero también es uno de los más misteriosos. Algunos expertos sostienen que en nuestro cerebro hay más neuronas y conexiones que estrellas en la galaxia.

 

Hacia fines del siglo XX, con los avances tecnológicos aparecieron técnicas de neuroimagen, como por ejemplo la resonancia magnética funcional, el electroencefalograma, la tomografía computada (entre otras), que revolucionaron y cambiaron la manera de estudiar el cerebro. Esto no solamente permitió estudiar la anatomía sino también estudiar al cerebro en funcionamiento y realizando ciertas tareas cognitivas como por ejemplo: leer.

Sabemos que la lectura nos da la oportunidad de desarrollar la creatividad, la reflexión, el aprendizaje, la memoria, la reflexión, despierta emociones; hay muchas funciones cognitivas involucradas. Lo interesante es que en realidad, nuestro cerebro no está preparado para leer, ya que la lectura se creó hace aproximadamente unos 5000 años y es una actividad relativamente nueva en la historia de la humanidad. No hay áreas del cerebro que se encarguen específicamente de la lectura. Es decir, no contamos con circuitos neuronales para la adquisición de la misma. A diferencia del lenguaje, nuestro cerebro sí está preparado para ello gracias a que dispone de circuitos neuronales propios que nos posibilitan que podamos hablar de manera natural. 

 

Leer es un invento cultural

La lectura es una actividad y un proceso que tenemos que aprender y necesitamos que alguien nos enseñe. Este proceso se va desarrollando con el tiempo, desde el primer contacto con las letras hasta la adquisición una lectura más fluida.

 

¿Cómo pudo entonces nuestro cerebro realizar esta actividad artificial y difícil? 

La actividad de la lectura pudo desarrollarse gracias que nuestro cerebro es plástico, es decir que tiene la capacidad de cambiar y adaptarse a los estímulos que recibe del medio ambiente. El sistema lector se crea sobre estructuras cerebrales previas que trabajan de manera coordinada, las cuales se adaptan y permiten que podamos leer. 

 

Los estudios de neuroimagen identificaron que hay tres sistemas neuronales principales que se interrelacionan:

  • SISTEMA VENTRAL: es el sistema de procesamiento visual encargado de escanear e identificar las palabras.


  • SISTEMA DORSAL (territorio de Wernicke): es el sistema de procesamiento auditivo que nos permite pronunciar la palabra, identificando los sonidos correspondientes. 


  • SISTEMA ANTERIOR (territorio de Broca): permite la integración de la información para producir el significado.


Sin embargo, no tenemos que olvidarnos que al ser un proceso cultural, en la adquisición de la lectura va a influir también el contexto social, escolar, familiar. Es decir, el contexto donde el niño aprenda a leer va a ser importante. 

 


Bibliografía: 

 * Laboratorio Contemporáneo de Fomento de la Lectura (2017). La lectura desde la neurociencia.

* Carmen Lopez Escribano. El cerebro y la adquisición de la lectura. Ruta Maestra ed. 25. Santillana.